martes, 24 de mayo de 2011

De cómo llegó Tigri

Un domingo en que se fue la luz en la condesa por toda la tarde, después de 5 horas picándonos los ojos René decidió que saliéramos a la plaza que esta en Insurgentes para ver si ahí si tenían luz y distraernos un poco en el cine. No fueron ni dos cuadras las que caminamos cuando nos encontramos una gatita sucia y flaca llorando, me agaché con intención de acariciarla y esta se acercó a mi, nos quedamos acariciándola un rato cuando le dije a René que le demos algo de comer, fuimos por croquetas y agua, se lo acabó. Después de un rato pensando qué hacer con ella decidimos llevárnosla. La metimos en el cuarto de servicio del departamento de René, en cuarentena. Se echó poco menos de una semana en casa de René, poco a poco mejorando. Ahora la traje a mi casa y esta cada vez mejor, con croquetas de prescripción pues los bichos que tenía en la panza le dejaron muy delicado el sistema digestivo, tomando Yakult diario para restablecer su flora intestinal y acostumbrándose a vivir con una gata más (mi Tuni, que esta un poco desconfiada de ella). Pronto la dejaré salir del cuarto (mi estudio) para que ande libre por la casa, espero que el proceso de adaptación entre Tuni y ella sea rápido pues las dos son un amor y me encantaría que fuesen hermanitas (debido a que nadie la quiere adoptar...)


Esta es Tuni, la gata sana que hace yoga y come (roba) fruta.


Esta es Tigri, nuestra refugiada y espero pronto nuevo miembro de la familia.